sábado, 28 de junio de 2008

LA MUJER SABIA Y LA MUJER NECIA

La mujer sabia edifica su casa; Mas la necia con sus manos la derriba.
(Prov. 14:1)

Una mujer no decide ser necia o sabia de la misma manera en que decide entre el chocolate o la vainilla, el algodón o la seda. Ella decide ser necia cuando no se esfuerza por ser sabia. Si no hay temor de Dios delante de sus ojos, entonces es necia. Si teme a Dios es capacitada por el Espíritu Santo para volverse sabia, pues la sabiduría de Dios habita en su
interior, la cual es una lámpara a sus pies y una lumbrera a su camino (Salmo 119:105).

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