jueves, 7 de marzo de 2013

EL SUFRIMIENTO: El Costo del Discipulado y el Liderazgo de Servicio

Ser un discípulo es cargar con el estigma y reproche de Aquel que nos llamó a Su servicio (2 Tim. 3:12). Prácticamente, esto podría significar perder las comodidades, conveniencias, y hasta la vida misma (Juan 12:24-25).


Todos los apóstoles de Cristo sufrieron insultos, reprensiones, latigazos, y rechazos por los enemigos del Maestro. Cada uno de ellos selló su doctrina con su sangre en el exilio, la tortura, y el martirio. Abajo hay una lista del destino doloroso de los apóstoles de acuerdo a los recuentos tradicionales.

• Mateo sufrió el martirio siendo decapitado por la espada en una ciudad distante de Etiopía.
• Marcos murió en Alejandría (Egipto) después de ser cruelmente arrastrado en medio de las calles de tal ciudad.
• Lucas fue colgado de un árbol de olivo en la tierra clásica de Grecia.
• Juan fue puesto en una olla enorme que hervía con aceite, no obstante escapó de la muerte milagrosamente, y luego fue enviado a la Isla de Patmos, donde vivió sus últimos días.
• Pedro fue crucificado de cabeza en Roma.
• Santiago, el Grande, fue decapitado en Jerusalén.
• Santiago, el Pequeño, fue arrojado desde el pináculo del templo, y luego azotado con bastones hasta la muerte.
• Bartolomé fue despellejado vivo.
• Andrés fue amarrado a una cruz, de donde predicó a sus perseguidores hasta morir.
• Tomás fue traspasado con una lanza en Coromandel, ciudad del oriente de la India.
• Judas fue muerto a flechazos.
• Matías fue apedreado y luego decapitado.
• Bernabé de los Gentiles fue apedreado en Salónica.
• Pablo, después de varias torturas y persecuciones, por último fue decapitado en Roma por el emperador Nerón.
¿Y nosotros? ¿Estamos pagando el precio de ser verdaderos discípulos, esforzados pastores e incansables líderes cristianos en el siglo XXI?