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martes, 29 de marzo de 2022

¿Cómo debemos comportarnos ante una escena similar a la de Will Smith y Chris Rock acaecida en los premios Oscar 2022?


Con respecto a lo ocurrido entre Will Smith y Chris Rock en la bochornosa circunstancia acaecida en los premios Oscar 2022 del día 27 de marzo, esbozo aquí algunas ideas que me parecen importantes para tratar de tener una conclusión equilibrada sobre cómo manejar un conflicto. Para ponerse al tanto y comprender el contexto de lo sucedido entre ambos actores, por favor vean las noticias o infórmense en las redes sociales. He aquí mis ideas:

1) No te burles de los padecimientos físicos de nadie, ni en público, ni en privado, ni en broma, ni en sarcasmo. ¡No lo hagas! La burla es una falta de respeto a la integridad de una persona (Proverbios 1:22). En eso falló Chris Rock.
2) Humanamente hablando, el amor por el cónyuge, por los hijos, y por los padres, muchas veces nos hace perder los estribos cuando alguien les hiere y les ridiculiza. Somos como tigres o leones defendiendo a nuestra manada. Seamos francos, todos llevamos por dentro ese monstruo salvaje incontrolable que por amor haría cualquier cosa —aun las cosas más impulsivas y descontroladas— para evitar daños a nuestros amados, dejando de lado el pudor y el buen carácter momentáneamente, seamos cristianos o no.
3) No obstante, ningún tipo de violencia es buena ni justificable por ninguna circunstancia. La violencia no se paga con más violencia (Romanos 12:17-21), porque la violencia también es una falta de respeto a la integridad de una persona. En esto falló Will Smith. Dios mismo y la sociedad han puesto un límite a la violencia, ya sea que ésta sea verbal, física o emocional, estableciendo leyes que la castigan con distintos tipos de sentencias (Romanos 13:1-7). Sin embargo, la realidad es que una persona a veces es violenta por falta de autocontrol, especialmente cuando recibe heridas profundas causadas por la afección directa a su propio ser o cuando sus seres queridos son afectados injustamente (Éxodo 2:11-15), como lo he explicado en el punto 2 de arriba. Nuestros cánones de moral, ética y espiritualidad, exigen que la violencia sea reprimida y sustituida por otro tipo de acción, pero una cosa es lo que el manual dice y otra cosa es la realidad. Así es la naturaleza humana. El hecho de que alguien se burle de la enfermedad de mi cónyuge a través de un chiste o una broma enfrente de millones de televidentes de todo el planeta, puede causar dos tipos reacciones: O una bofetada mía en la cara del burlador, o una confrontación en privado con el burlador. Todo depende de cuánto dominio propio una persona tenga como para devolver mal por mal o para evitar con sabiduría una escena aun más bochornosa, imprudente o delicada. Al fin y al cabo, el autocontrol, junto con el amor, la alegría, la paz, la paciencia, la amabilidad, la bondad, la fidelidad y la humildad, es algo que sólo el que está en plena comunión con Dios lo puede experimentar (Gálatas 5:22-23), sabiendo que no es una tarea fácil de practicar debido a nuestra naturaleza pecaminosa que todos tenemos como humanos (Gálatas 5:17).
4) ¡Aún hasta los mejores cristianos fallan cuando pierden el control! En cierta ocasión Pedro, discípulo de Jesús, con una espada le cortó salvajemente la oreja derecha a un hombre llamado Malco, siervo del sumo sacerdote, usando como argumento para tal acción descabellada el amor que tenía por su Señor, a quien en ese momento estaban violentando físicamente de manera injusta mientras lo secuestraban para llevarlo ante los líderes del sanedrín para hacerle un juicio ilegal (Juan 18:1-11). Jesús corrigió inmediatamente a Pedro, haciéndole entender que, aunque su motivación fuera muy buena (defender a Jesús y al reino de Dios), su accionar era muy mala (la violencia física). Antes de que se diera dicha escena Jesús ya había dicho a sus seguidores que aprendieran y practicaran la mansedumbre, no pagando mal por mal, y que a los enemigos también hay que amarlos y perdonarlos (Mateo 5:5, 38-48), porque el verdadero amor, el de Dios, no incluye la violencia. La ira en sí misma no es mala, pues puede ser usada para buenas causas y para la práctica del genuino amor y la justicia. Sabiendo eso, ¡hay que controlarla y evitar que cause estragos en la vida! "Airaos, pero no pequéis" (Efesios 4:26).
5) Entonces, ¿cómo debemos comportarnos ante una escena similar a la de Will Smith y Chris Rock? Creo que debemos evitar a toda costa burlarnos de cualquier persona y de sus circunstancias. Si somos nosotros los que se burlan de los demás (como lo hizo Chris con la esposa de Will), debemos pedir disculpas y no volverlo a hacer. Por otro lado, cuando alguien se burle de nosotros podemos confrontar al burlador en privado y exigirle respeto, o podemos ignorarlo usando inteligencia emocional al pasar por alto su ofensa (Proverbios 19:11). Creo que esa hubiese sido la mejor salida que pudo haber tomado Will Smith, pero decidió no hacerlo. Ahora bien, si la burla u ofensa es de tal magnitud que se convierte en un acto delictivo que atenta contra nuestra vida y las vidas de nuestros seres queridos (como una amenaza verbal de muerte o algo similar), podemos echar mano de las leyes para que éstas actúen en contra del burlador, a fin de que éste aprenda a respetar (por las buenas o por las malas). Pero si nosotros somos los que lamentablemente perdemos los estribos al defendernos a nosotros mismos o defender a nuestros seres queridos de ataques ofensivos verbales que vienen de una persona burlesca, llegando al extremo de golpearla físicamente (como lo hizo Will Smith con Chris Rock), corresponde también a nosotros pedir disculpas con valentía por nuestra agresión. Quizás nos ofendan con una broma burlesca, pero terminamos ofendiendo más con un golpe en la mejilla. ¡Qué bochorno! Todos debemos pedirnos perdón mutuamente en una escena tan violenta como esta. Mientras escribo estos pensamientos, horas después de que la Academia de los premios Oscar anunciara una investigación formal contra Will Smith, se sabe que Will ya se ha disculpado con Chris Rock y ha dicho estas palabras: "La violencia, en cualquiera de sus formas, es venenosa y destructiva. Mi comportamiento anoche fue inaceptable e indefendible... Me gustaría disculparme públicamente contigo, Chris. Estuve fuera de lugar y me equivoqué". (Fuente: Diario El País)
6) ¡Cuidado con actuar deliberadamente! Ya sea que Chris Rock haya sabido previamente que la esposa de Will Smith, Jada, sufría de la enfermedad de alopecia o que simplemente ignoraba su condición de salud, debió haber tenido cuidado con sus comentarios. De igual manera, Will Smith no debió haber golpeado a Chris impulsivamente porque nunca la violencia es un camino viable. Jamás usemos un micrófono para denigrar a una persona en público, pero tampoco usemos los puños y las bofetadas para golpear físicamente a otro que nos está denigrando. ¡Ambas cosas es denigrar! Informémonos primero, investiguemos a fondo, conozcamos el contexto, seamos prudentes, busquemos la empatía y evitemos ser deliberados con nuestras palabras y nuestras acciones.
7) ¡Cuidado con juzgar a los demás sin ponernos en sus propios zapatos! Cada quien tiene sus propias motivaciones y reacciona con firmeza contra el abuso y la falta de respeto, aun cuando lo haga de manera inapropiada y pague las consecuencias de su error (Will Smith). Otros tienen la habilidad de hacerles pasar un rato agradable a todos, aun cuando cometan el error de hacer chistes y bromas que ofendan a los demás (Chris Rock). ¡Todos nos podemos equivocar! Resolvamos nuestros problemas interpersonales con el diálogo, el respeto, el perdón y la reconciliación, retomando juntos el sendero de la paz y la armonía, sin juzgar más allá de lo que simplemente sucedió. Y si somos solamente espectadores de los pleitos de los demás, no juzguemos para no ser juzgados, porque con el mismo juicio con el que juzgamos a los demás seremos juzgados. No nos dediquemos a sacar la paja del ojo de los demás. Dediquémonos a sacar la enorme viga de nuestro propio ojo. No debemos ser hipócritas enfocándonos en los errores de los demás sin juzgarnos a nosotros mismos por nuestros propios errores (Mateo 7:1-5). Quizás todos tengamos algo de burlescos y algo de violentos. ¡Todos tenemos errores y pecados que debemos resolver!
LES RECOMIENDO LA LECTURA DE ESTOS LIBROS:
1) "La Biblia" (autor: Dios)
2) "La inteligencia emocional" (autor: Daniel Goleman)
3) "El líder emocionalmente sano" (autor: Peter Scazzero)
4) "¿Quién eres tú para juzgar?" (autor: Erwin W. Lutzer) Especialmente el capítulo seis, titulado: "Cómo juzgar el entretenimiento: ¿Qué tanto de Hollywood deberíamos permitir en nuestro hogar?"
5) "Gestión de la ira: Cómo controlar la ira; dominar sus emociones, y eliminar el estrés y la ansiedad, incluidos consejos sobre el autocontrol, autodisciplina, PNL e inteligencia emocional" (autor: Steven Turner)

martes, 28 de abril de 2020

Cristiano: ¿Después de que pase esta gran prueba del Coronavirus, seguirás siendo la misma persona?

TÚ QUE TE CONGREGAS EN UNA IGLESIA:
¿Después de que pase esta gran prueba del Coronavirus, seguirás siendo la misma persona que antes solías ser? ¿Seguirás deleitándote en el pecado de manera irreflexiva o verdaderamente estás anhelando cambiar?
 
Antes de esta época de cuarentena causada por el Covid19, tu pastor te exhortaba una y otra vez a que abandonaras algunas prácticas pecaminosas que distorsionan tu andar con Dios, que avergüenzan a la iglesia y que opacan el impacto del evangelio en este mundo. El pastor y los líderes usaban cualquier medio para exhortarte a que llevaras una vida más semejante a Cristo, aún cuando te molestaban sus sermones, sus estudios bíblicos, sus charlas privadas contigo de exhortación e, incluso, aún cuando tu molestia era expresada con tu ausencia de todas las actividades de la iglesia, dejando de asistir a la iglesia en señal de tu profundo desacuerdo por tales exhortaciones y evidenciando con ello tu deseo de permanecer en tu propio caminar pecaminoso. Por amor, se te exhortaba a que abandonaras pecados como la mentira, el chisme, la calumnia, el robo, el mal genio, el sincretismo religioso, la lascivia, la lujuria, la fornicación, el adulterio, la pornografía, la unión de hecho o unión libre, el noviazgo con inconversos con miras a establecer un matrimonio mixto, las palabras soeces, las ganancias deshonestas, el fraude laboral, el desacato e irrespeto a tus padres, tus jefes y las autoridades civiles, el vínculo con las drogas y el narcotráfico, el vicio del cigarro o el alcohol, y muchas otras prácticas que entristecen a Dios. Pero simplemente, aunque escuchabas las exhortaciones de tu pastor y tus líderes espirituales, con molestia y arrogancia te negabas a cambiar el rumbo de tus acciones porque creías que “Dios está contigo ayudándote y bendiciéndote en cada decisión que tomas, y que nadie debe meterse en los asuntos de tu vida”.

La parte medular de la reflexión que Dios quiere que hagas a la luz de esta severa crisis mundial, sin embargo, es que respondas de manera positiva y con madurez a estas preguntas:


¿Seguiré siendo la misma persona que yo era antes cuando la pandemia del Covid-19 termine? ¿Mi manera de pensar y mis prácticas serán sometidas a una transformación, o deben quedar intactas porque no tengo nada que ajustar en mi vida? ¿Debo pedirle perdón a Dios por mi orgullo y mis conductas pecaminosas, o más bien persistiré en mi antigua manera de proceder, afirmando que el pastor y los líderes de la iglesia son los que están mal porque son unos religiosos que todo lo exageran? ¿Creeré que, ya sea que el Coronavirus haya venido como un problema de tipo natural o como un castigo de Dios para la humanidad, esta enfermedad no tiene nada que ver con mi vida, o en definitiva Dios ha hablado a mi corazón y debo estar con la plena disposición de hacer ajustes trascendentales en lo más profundo de mi ser?


Los pastores y los líderes espirituales de las iglesias, quienes también cometemos pecados y quienes ya estamos haciendo cambios sustanciales en nuestras vidas a la luz de esta crisis, anhelamos que tú también permitas que Dios transforme tu vida como consecuencia de tu seria reflexión y tu pronto abandono de aquellas prácticas incongruentes a la Palabra de Dios que sólo satisfacen tus deseos y pasiones, pero que no satisfacen la voluntad de Dios. La palabra clave en medio de las crisis es “transformación” (Romanos 12:2). Y si después de que esta tormenta pase decides continuar congregándote en la iglesia pero sin ninguna reflexión y trasformación, recuerda que ahí estaremos para continuar exhortándote como siempre lo hemos hecho (2 Timoteo 4:2), a fin de que vivas en santidad, pureza y piedad (2 Corintios 7:1), como un creyente imperfecto pero consciente de su responsabilidad de vivir para la gloria de Dios (1 Corintios 10:31).


A menos que el Coronavirus no toque tu salud ni tu vida, aprovecha esta fresca oportunidad que Dios nos está dando a todos con Su gracia y misericordia para que nos arrepintamos y nos apartemos del pecado (Proverbios 28:13), nos acerquemos más a Él (Hebreos 4:16), vivamos de acuerdo a Su Palabra (Mateo 7:24) y esperemos en piedad Su maravillosa venida (1 Juan 2:28).

jueves, 4 de octubre de 2018

REVUELTAS POLÍTICAS ENTRE LA CRISTIANDAD



Foto: Reuters
Últimamente he notado cómo se encienden las relaciones interpersonales como cuando un incendio forestal acaba con todo, reduciendo a cenizas lo que antes era bello y frondoso, cada vez que se inicia el debate o la discusión sobre temas de política. De repente, incluso, vemos a los mismos cristianos discutiendo sobre política, algunos con un buen fundamento y otros no, y ofreciendo una gama de interpretaciones sobre los distintos hechos que acontecen en la nación. Lamentablemente, algunos cristianos no fundamentados ni en la Biblia, ni en una sana espiritualidad, ni en la educación, ni en las buenas costumbres, llegan al extremo de violentar verbalmente no sólo a quienes están involucrados en la política y el gobierno, sino también a aquellos que difieren con sus puntos de vista. Muchos están usando las redes sociales para combatir y pelear con otros que piensan distinto a ellos, lanzando amenazas, chismes, calumnias y cualquier tipo de ofensa, y todo por las diferencias de opinión en temas de política y gobierno. Otros, incluso, han llegado a romper relaciones familiares y relaciones de amistades verdaderamente importantes, ¡y todo por diferencias en temas de política!

Entonces, en un mundo político tenso y abrumador como el que vivimos en el siglo veintiuno, es menester que cada cristiano se haga esta pregunta: ¿Con qué actitud debemos abordar el tema de la política y cómo debería ser nuestro involucramiento en ella?  Alguien dijo alguna vez que la religión no encaja con la política. Pero, ¿será que esa aseveración es verdadera? Muchos cristianos se preguntan si nosotros los discípulos de Jesús, los que vivimos para Él con propósitos distintos, debemos tener resoluciones basadas en la política distintas a lo que el cristianismo nos demanda. Al examinar las enseñanzas bíblicas nos parece bien concluir que realmente no debemos hacerlo así. Las Escrituras, en todo caso, nos ofrecen principios que deberían guiarnos respecto a nuestra participación como cristianos en este tema.   

Hay varias verdades que deberíamos considerar. En primer lugar debemos tener un claro panorama tocante a la voluntad de Dios. Como cristianos debemos comprender que, más que tener una inclinación por un asunto político, la voluntad de Dios está por encima de dicha inclinación. En ese sentido, el plan y el propósito de Dios ya han sido establecidos y nosotros no podemos hacer nada para evitar que los designios y la voluntad de Dios se cumplan. Esa es una premisa que debemos comprender y que nunca debemos olvidar. Todo aquello que Dios se ha propuesto muy seguramente lo llevará a cabo, y ningún gobierno puede intervenir en ello. Es más, Dios es quien otorga o quita reyes en esta tierra y lo hace como Él quiere (Daniel 2:21). Si logramos captar esta primera premisa como la verdad de Dios, comprenderemos que la política es solamente un procedimiento que Dios usa o permite para manifestar y declarar Su voluntad.  Y aunque ciertamente hay personas malévolas que violentan el ejercicio político que se les ha otorgado, utilizándolo para propósitos del mal, no debemos olvidar que, no obstante a ello, Dios todo lo usa para bien.

Por otro lado, otra verdad muy importante a considerar es que debemos estar muy
Foto: Qué pasa Magazine
entendidos de que ningún gobierno ni ningún partido político tiene la capacidad de salvar al mundo. Esto suena muy exagerado, pero es una verdad. Es una segunda premisa que tampoco debemos olvidar. El cristiano debe tener claro que sólo Dios puede salvar. A menudo nosotros los cristianos nos quejamos mucho de nuestros gobernantes, del presidente, de los alcaldes, de los diputados, de cualquier funcionario de gobierno, al punto de vivir con una enorme expectativa acerca del desempeño de ellos, colocándolos casi en una posición de “salvadores” de nuestras problemáticas sociales, culturales, económicas y familiares que a diario experimentamos como nación, y cuando éstos nos fallan esa expectativa se cae por los suelos.  Cuando estudiamos los cuatro evangelios y a las epístolas del Nuevo Testamento, nunca vemos a Jesús ni a los apóstoles de Él incitando a los seguidores cristianos a revolucionar al mundo con ideas humanistas que se opusieran al sistema corrupto de su época a través de las esferas del gobierno. Jesús, los apóstoles y posteriormente la iglesia primitiva vivieron en medio de un gobierno romano corrupto, de un mundo religioso corrupto, en medio de una cultura corrupta, de una ética decadente, pero jamás movilizaron a los creyentes hacia un desacato civil que protestara en contra de las injusticias sociales de su época. En vez de ello, los apóstoles dieron órdenes a los discípulos a través de sus escritos de predicar el evangelio mediante su fiel ejemplo y una vida piadosa. ¿Y de qué manera los apóstoles les exigían a los discípulos que fueran ejemplo de conducta en medio de las demandas del imperio romano? Perdonando a los enemigos, obedeciendo a las autoridades aun cuando estas fueran sanguinarias y corruptas, evidenciando una verdadera transformación de mente en medio de una sociedad profundamente corrompida. Por eso, la iglesia primitiva siempre fue apolítica y nos dejó ese modelo a las futuras generaciones.


A la luz de lo anterior, ¿entonces cómo debería ser nuestro involucramiento como cristianos en los asuntos políticos y gubernativos? Una última verdad muy importante que deberíamos considerar es que Dios nos manda a que obedezcamos no sólo a las leyes de nuestra nación establecidas en nuestra Constitución Política sino también a las autoridades que nos gobiernan. Esa era la perspectiva que el apóstol Pablo tenía en mente cuando escribió a los cristianos que residían en Roma. Comportarnos bien ante el gobierno y vivir bajo el marco de la ley, es una responsabilidad de cada persona que se dice ser cristiana. Esa es una tercera premisa que nunca debemos olvidar. Las palabras de Pablo en Romanos 13:1 respecto a someternos a las autoridades pueden ser mejor comprendidas cuando las leemos en la Traducción del Lenguaje Actual, las cuales dicen así: “Sólo Dios puede darle autoridad a una persona, y es Él quien les ha dado poder a los gobernantes que tenemos. Por lo tanto, debemos obedecer a las autoridades del gobierno.”  En ese sentido, someternos a las estipulaciones de los organismos Judicial, Legislativo y Ejecutivo de nuestra nación es sinónimo de acatar, de estar dispuestos a ser obedientes y de guardar el respeto debido a quienes están dirigiendo a la nación desde una silla del gobierno. El mandamiento de obedecer a nuestras autoridades incluye que debemos estar dispuestos a simplemente dejar que ellos gobiernen a pesar de sus fallos, sus imperfecciones e, incluso, sus acciones de corrupción. Dios dice que “no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1) y que “quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.” (13:2) Por eso mencioné anteriormente que es importante comprender que la voluntad de Dios está por encima de nuestras inclinaciones políticas. Si lo gramos comprender dicha premisa, descansaremos en el hecho de que Dios en Su soberanía ha permitido que un presidente, un diputado, un alcalde, o cualquier funcionario público esté al frente gobernándonos y que Dios tiene el control de todo lo que sucede. Tener dicho entendimiento espiritual como cristianos facilita nuestra obediencia a las leyes y al gobierno. Por supuesto, estar expectantes de acatar lo que nuestras autoridades determinen no significa que no podamos reflexionar, evaluar, argumentar e, incluso, levantar nuestra voz y nuestra opinión respecto a aquellas cosas que no nos parecen. Y si habremos de pronunciarnos debemos hacerlo con palabras y acciones respetuosas, lo cual representa el digno comportamiento de un cristiano ante el mundo.

Foto: Global Politics Magazine
¿Debemos estar de acuerdo con las acciones de corrupción de nuestros gobernantes? No, no debemos estar de acuerdo, pero debemos estar en una actitud de sometimiento como Cristo y Sus apóstoles estuvieron sujetos al imperio romano en su época, mientras simultáneamente expresamos nuestra opinión de forma respetuosa y pacífica, dando buen testimonio de la luz de Cristo que habita en nosotros, orando por nuestras autoridades que nos gobiernan y actuando con buenas obras que sirvan como una magnífica propuesta individual y colectiva para la transformación de nuestra nación.

Finalmente, valdría la pena reflexionar en las respuestas que surgen de la siguiente pregunta: ¿Eres cristiano y a la vez estás molesto por la actual situación política por la que atraviesa tu nación? Si es así, entonces te recuerdo que la Biblia debe ser tu manual de vida, la cual debe regir tu manera de pensar y de actuar en medio del difícil contexto socio-político en el que vives. Te recuerdo que la iglesia de Cristo (a la cual dices que perteneces) es apolítica y que, por lo tanto, no debes seguir filosofías humanas afiliadas al secularismo que contradicen los santos pensamientos de Dios hallados en las Escrituras. Te recuerdo que tu misión no es batallar en contra de un sistema político que no te gusta, sino hacer discípulos a todas las naciones (Mateo 28:19-20) a partir del hecho de que primero debes hacer de tu vida la mejor ofrenda para Dios (Romanos 12:1). Te recuerdo que no debes perder tu tiempo en cosas que no honren a Dios, que ofendan a tu prójimo y que minimicen tu crecimiento espiritual, sino más bien velar porque nadie te engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo (Colosenses 2:8). Te recuerdo que no debes faltarle el respeto a nadie, ni con tus palabras, ni con tus acciones, ni con tus pensamientos; sí, a nadie, ni a tus padres, ni a tus hijos, ni a tus jefes, ni a tus gobernadores, ni a los políticos. Te recuerdo que ninguna palabra corrompida debe salir de tu boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes (Efesios 4:29). Te recuerdo que debes amar a tus enemigos y hacer el bien a los que te aborrecen (Lucas 6:27), incluyendo a los políticos corruptos. Te recuerdo que debes ser luz en medio de un contexto político oscuro (Mateo 5:17). Te recuerdo que no debes perseguir movimientos ideológicos, filosóficos o políticos de izquierda o derecha que de alguna forma pongan en cuestión lo establecido por Dios, sino buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia (Mateo 6:33), el cual es el único movimiento ecuánime en este mundo. Te recuerdo que debes estar de acuerdo con Dios y sus preceptos, no con cualquier tipo de ideología humanista que te despista de vivir en la piedad. Te recuerdo que, dado que Dios te eligió para que seas su pueblo santo y amado por él, tienes que vestirte de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia, siendo comprensivo con las faltas de los demás y perdonando a todo el que te ofenda, sea éste un familiar, el presidente de la nación, el funcionario público, el candidato político o simplemente tu vecino de la esquina; no olvidando que Dios te perdonó tus faltas y que por ello debes vestirte de amor, permitiendo que la paz de Cristo gobierne en tu corazón para estar en perfecta armonía con todos (Colosenses 3:12-15).

Si eres cristiano, entonces debes pensar y actuar de manera distinta a los demás. “Concéntrate en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensa en cosas excelentes y dignas de alabanza” (Filipenses 4:8), cosas enriquecedoras que no tienen nada que ver con la actual crisis política por la que atraviesa tu nación, crisis por la cual te quejas y te molestas. Si eres cristiano, sé feliz, sirve a tu prójimo, renueva tu mente y cambia al mundo.