jueves, 9 de mayo de 2013

ALGUNOS MITOS POPULARES ACERCA DE LA PREDICACIÓN

Mito #1: Más tiempo de estudio equivale a un mejor sermón. 


Este mito parece ser una verdad lógica: pasar más tiempo estudiando comentarios, leer sermones y notas de los grandes eruditos y pulir el mejor de los mensajes es mejor y más conveniente. Tiene lógica, pero sólo hay un problema: ¡No es cierto! Más tiempo de preparación puede ser un factor, sin duda, pero no es una verdad universal. De hecho, la ley de los rendimientos decrecientes a menudo entra en acción en algún momento de nuestra preparación; y más tiempo de estudio puede realmente hacerle daño a tu mensaje. La mejor preparación de nuestro sermón radica en experimentar la presencia de Dios, no en pasar mucho tiempo con los libros de estudio. 

Eclesiastés 12:12: "Además de ellas, hijo mío, ten presente que el hacer muchos libros es algo interminable y que el mucho leer causa fatiga". 

Mito #2: Un mal sermón equivale a menos asistencia la próxima semana 

Creo que este es el temor de muchos de nosotros los predicadores: que un monumental, increíblemente pobre y desastroso sermón dará lugar a la desaparición de la iglesia. Esta es una falsa suposición basada más en el miedo que en los hechos. La gente generalmente tolera un mal sermón. La probabilidad de que tu asistencia caiga del 10 al 25% debido a que predicaste un sermón poco profundo es mínima. Un predicador bien intencionado que ama a Jesús y trabaja duro para preparar su sermón pero que aún comete errores al predicar, no es un gran problema. La mala asistencia en la iglesia ocurre generalmente debido a muchos factores, no sólo por causa de un mal sermón. Por supuesto, si tú predicas algo opuesto al evangelio es posible que los conocedores de la Biblia se alejen de tu iglesia. Pero un sermón que no conectó con tu audiencia no es un delito grave. Es mejor enfocarse en lo que Dios piensa de tu sermón. 

1 Corintios 3:6-7: "Yo sembré, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. 7 Así que no cuenta ni el que siembra ni el que riega, sino sólo Dios, quien es el que hace crecer". 

Mito #3: Estar abierto a los comentarios le hará daño a tu predicación 

Muchos predicadores se niegan a recibir retroalimentación o crítica porque piensan que perjudicará su predicación. La retroalimentación puede ser dura, pero algunos de los mejores predicadores han aprendido a escuchar, recibir y crecer de ella. Si no tienes a nadie que esté dispuesto a darte una honesta retroalimentación de tus sermones, entonces tu predicación no es tan buena como parece. No me malinterpreten, los comentarios y las críticas no son algo divertido y agradable, pero son importantes para que veamos los frutos de nuestra predicación. El secreto para hacer la tarea de la retroalimentación es encontrar un consejero sabio (que no sea el cónyuge) para que nos dé con regularidad aportaciones constructivas. 

Proverbios 15:22: “Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan”. 

Mito #4: Una enseñanza más profunda equivale a un mensaje académico y teológico 


Hay un montón de rumores acerca de "la enseñanza más profunda" en la iglesia de hoy. El hecho es que las definiciones que los miembros y los líderes de la iglesia usan para explicar qué es "enseñanza profunda" no suelen ser las mismas. Los líderes de la iglesia a menudo equiparan "la enseñanza profunda" con una entrega teológica y académica profunda, mientras que muchos miembros de la iglesia definen "enseñanza profunda" en términos de cuánto el sermón les impacta o les convence personalmente. Entonces, ¿quién tiene la razón? La profundidad de tu sermón no depende de tus recursos académicos sino de tu habilidad para penetrar, convencer y señalar la verdad en términos claros y sencillos. Podríamos discutir sobre la simplicidad de la predicación de Jesús frente a las complejidades de las epístolas de Pablo, pero la conclusión es que la "enseñanza más profunda" debe movernos a una "obediencia más profunda". Los sermones académicos no son malos, simplemente no siempre son profundos. Los sermones profundos requieren una precisión extraordinaria para construir un contexto bíblico claro mientras se mueve al oyente a una respuesta provocativa. Pablo resumió su predicción en dos poderosos puntos que lo cambió todo: Cristo crucificado. 

1 Corintios 2:2: “Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado”. 

¡Eso es profundo! 

Estos son los cuatro mitos principales acerca de la predicación que he descubierto tanto en mi propia preparación de sermones como en mis conversaciones con otros líderes de iglesia. ¿Qué mitos podría agregar a la lista? Me encantaría escuchar o leer tus comentarios.