viernes, 13 de octubre de 2006

¿Qué clase de día es el Día de la Raza?

Ayer, 12 de octubre, se conmemoró, una vez más, el Día de la Raza.

¿Qué clase de día es este Día de la Raza? ¿Uno que merece ser celebrado, ya que hizo posible que América se enriqueciera con el legado cultural español? ¿Uno, por el contrario, digno de lamentar o al menos criticar, si pensamos en la exterminación de pueblos y de tradiciones nativas en que resultó? ¿O uno para -simplemente- aceptar, para incluir en nuestra historia como hecho dado que nos conforma como personas y que nos hace ser quienes somos a los americanos, seres mezclados -en diversos porcentajes- de herencia aborigen y herencia europea? Me gustaría que lo pensemos juntos. Deja tu comentario abajo de este artículo, presionando la palabra "comment".

Pero antes empecemos por la historia de esta efeméride: ¿qué es exactamente lo que se recuerda este día? Que, el 12 de octubre de 1492, después de 72 días de navegación, el marinero Rodrigo de Triana divisó tierra americana. Esa fecha fue el punto de inflexión: a partir de entonces, no sólo la vida del nuevo continente y la de la vieja Europa se alteraron radicalmente en todos sus órdenes (el político, el económico, el cultural y el religioso), sino que los paradigmas mismos sobre los que se asentaba el pensamiento occidental cambiaron para siempre.

Ya en el siglo XIX, al celebrarse el cuarto centenario del descubrimiento -el 12 de octubre de 1892-, un decreto real firmado bajo la regencia de doña María Cristina de Habsburgo instituía como fiesta nacional el aniversario del día en que las carabelas de Colón visualizaron las "Indias".

En América, en el marco de lo que se conoce como "política de gestos" en las relaciones con España durante la Primera Guerra Mundial y en oposición a actitudes imperialistas por parte de Estados Unidos, se promulgó en Argentina, en 1917, la institución del 12 de octubre como "Día de la Raza". En los años siguientes, varios países americanos (Venezuela, Chile, México, Uruguay) adhirieron a la celebración.

El decreto del presidente argentino Hipólito Yrigoyen justificaba así la declaración de la fecha en "fiesta nacional":

"1º. El descubrimiento de América es el acontecimiento más trascendental que haya realizado la humanidad a través de los tiempos, pues todas las renovaciones posteriores derivan de este asombroso suceso, que a la par que amplió los límites de la tierra, abrió insospechados horizontes al espíritu.

"2º. Que se debió al genio hispano intensificado con la visión suprema de Colón, efemérides tan portentosa, que no queda suscrita al prodigio del descubrimiento, sino que se consolida con la conquista, empresa esta tan ardua que no tiene término posible de comparación en los anales de todos los pueblos.

"3º. Que la España descubridora y conquistadora volcó sobre el continente enigmático el magnífico valor de sus guerreros, el ardor de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, la labor de sus menestrales, y derramó sus virtudes sobre la inmensa heredad que integra la nación americana.

"Por tanto, siendo eminentemente justo consagrar la festividad de la fecha en homenaje a España, progenitora de las naciones a las cuales ha dado con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua una herencia inmortal, debemos afirmar y sancionar el jubiloso reconocimiento (...)"

Lejos de nuestra disposición actual están estas palabras. Hoy en día, la conquista suele verse como una gesta por lo menos cuestionable. En el presente, la ideología instalada revaloriza las expresiones culturales marginales o minoritarias y procura abandonar la cosmovisión etnocéntrica europea. Se piensa en los sujetos que perdieron lengua, espacios, tradiciones y memoria, junto con familiares y seres queridos. Y se rescatan valores y aportes de las culturas prehispánicas.

El presidente venezolano Hugo Chávez, por ejemplo, cambió la significación de la fecha, al "re"nominarla "Día de la resistencia indígena", en 2002. Su par boliviano, Evo Morales, sostuvo ayer mismo, en un acto de gran concurrencia en La Paz, que 'Este 12 de octubre, antes llamado Día de la Raza, después Día de la Desgracia, ahora es Día de la Liberación, un día de dignificación de nuestra América, de Abya Yala [América, en quechua], empezando por Bolivia'.

En sintonía con este tema, sugiero que reflexionemos "cristianamente" y propongamos ideas que nos hagan mover hacia cometidos más justos y equilibrados, dentro de nuestro quehacer evangélico, social y cultural. ¿Qué opinan?